2.12.09

Llorar y llorar... llorar y llorar

Llegó el momento de llorar.

Podemos hacerlo.

Comprimamos los músculos de la cara y pensemos en nuestro gato muerto.

Sintamos como los bordes de los párpados se van humedeciendo.

Pensemos un poco más en nuestro gato muerto y cambiemos el ritmo de nuestra respiración por uno más agitado.

Lancemos pequeños gemiditos y abramos grande la boca en espera de la primer lágrima salada que pronto caerá en nuestros labios.

Gato muerto. Gato muerto. Gato muerto.

Ahí viene...

¡Felicitaciones señores! ¡Estamos llorando!

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