Se encendían ya en todos los calendarios los últimos chispazos del siglo XX cuando una mente perversa, retorcida y cruel creaba para la televisión argentina a unas de las mamarrachadas menos creíbles de la historia: Dibu.
Y otra persona igualmente perversa, retorcida y cruel se encargaba del casting.
Así llegaría a todos los hogares argentinos la imagen de esta precoz adolescente de rubios cabellos y mirada sin alma: Marcela Kloosterboer.
Resulta obvio que una mano negra la colocó en ese lugar (su debut en televisión, quiero decir), pero el misterio de cómo es que ha logrado avivar la llama de su permanencia en los medios durante tantos años permanece irresuelto.
Sin belleza (no es que sea fea, pero tampoco es una cosa que uno diga "fuaaaaa, que linda mina!") y con menos talento todavía, su cara de nada se ha paseado por la televisión, el cine y hasta el tatro local.
Y allí sigue todavía, sino sintonicen Canal 13.
Yo no lo entiendo. Si alguien me lo puede explicar le estaré eternamente agradecido.
21.1.11
El misterio de Marcela Kloosterboer
Publicado por Rogo en 8:20 p. m.
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