2.12.11

Acto Único

Un escenario vacío. Cubos multipropósito (4) esparcidos en él. Entra el músico, guitarra en mano y fogata voladora por encima de su cabeza. Se sienta en un rincón y la fogata baja hasta el suelo.

Comienza la música. Es una mezcla de bossa nova con punk rock, unos toques de cover mal traducido y comino, siempre comino. En el fondo, apenas un ligero acento a concierto tributo.

Si para esta altura la gente del públcio no se fue entro yo, el protagonista.

Camino entre los cubos, buscando una idea, totalmente perdido. Miro al músico y sus orejas empiezan a llorar sangre amarilla, porque el rojo es un color demasiado fuerte. No hay nada ahí que me sirva. Meto las manos en los bolsillos en busca de una última esperanza. Encuentro una tira de papel, lo retiro y lo leo.

"SIEMPRE LO MISMO."

Una luz cenital aparece en el costado derecho del escenario. Un cubo se arrastra hasta allí por sus propios medios.

YO: Solo. Solo estoy. Voy y vengo y no sé adónde quiero llegar. Avanzo 3 casilleros y retrocedo 6. El tiempo me sobra. El tiempo no me alcanza. No sé administrar mi tiempo. ¡Ayuda!

Me desplomo sobre el cubo de manera sobreactuada. Accionan la máquina de humo y los láseres. Entra a escena el Diablo, que es 25% mi mamá, 25% mi papá, 25% mi hermana y 25% Collin Farrel.

Se me acerca y me toca el hombro. Yo me despierto y lo miro. Me canta acompañado por el oscilante ritmo de la guitarra. No sé qué carajo me quiere decir.

Finalmente, silencio.

DIABLO: Nos conocemos.

Lo sé, muchas veces nos hemos visto y muchos rostros ha portado frente a mí. Esto ya se pone aburrido.

YO: No hinches las pelotas. No te necesito. Para arruinarme la vida y la de los demás soy bastante autosuficiente. Mirá. (Me pego un cachetazo con todas mis fuerzas) Y hay más. (Meto la mano por mi ombligo y me saco el apéndice cual curandero filipino) Llevatelo y no vuelvas por acá hasta que realmente tu presencia sea necesaria.

Con la cabeza gacha, el Diablo se va a comer pochoclos a otro lado.





Pasa el tiempo. Hago un par de boludeces para entretener a la gente. Canto "Presente" intentando que encaje en el ritmo que desarrolla el músico. Cuento el chiste de los perros de Curro. Hago un cambio de ropa como Mirhta en los Martín Fierro. Les arruino a todos el final de Sexto Sentido diciéndoles que Bruce Willis está MUERTOOOO!!!!!

Hasta lo interesante.

Entra ella, a quién por propósitos prácticos llamaremos Laura Lucrecia Romina Malena. O la piba. Movimientos sinuosos, pies dezcalsos, escote de los que me gustan a mí.

LA PIBA: (Al músico) Si fuera tan amable por favor de intentar un cambio de ritmo. Uno decente, nada de pelotudeces. Algo que él y yo podamos bailar.

¡La muy hija de puta quiere bailar! Y así lo haré, para que después no se diga que me ando con chiquitas y no puedo satisfacer a una mujer.

Los cubos bailan uno en cada esquina del escenario, en un homenaje de bajo presupuesto a la película Fantasía.

Ella me toma de la mano y allá vamos, a bailar.

Bailamos de parado, por adelante, por atrás, de perrito, en 69 y en flor de loto. Cuando todo acaba (o por lo menos uno de nosotros) la oscuridad se hace presente. Siento que su mano sudorosa se desliza de la mía.

Grito. Hago temblar mis pulmones como si vida dependiera de ello. ¿Qué estoy diciendo? Mi vida depende de ella. Temblando trato de moverme por el piso y me choco la cabeza contra un cubo. Suena un acorde de guitarra. Sigo buscando a tientas, cada vez más desesperado.

Hay telas, purpurina, un puercoespín y un boleto de lotería sin premio en el medio de mi camino. De repente, escucho risas. Carcajadas a montones. Me había olvidado de la presencia del público, cómo me enseñó mi primer profesor de teatro. Siguen ahí, testigos de una nueva vuelta de mi ciclo. Por sobre mi cabeza aparece una luz, un estúpido cartel luminoso con una palabra escrita en él.

APLAUSOS

Los idiotas que hacen caso a todo lo que les diga un cartel aplauden y comienzan a irse. Me voy quedando cada vez más solo. Ls fogata del músico vuelve a prenderse y el conchudo ahora toca esa canción que me hace llorar.

Escondo la cabeza entre las rodillas justo cuando el último espectador abandona la sala.



TELÓN.

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