No estoy

Hoy no estoy.

Ni mi cuerpo ni mi mente atienden quejas, reclamos, clientes desorientados o impulsos sensoriales de cualquier tipo.

Soy una cáscara. Si mirás para adentro, no vas a ver nada. El enano que vive en el fondo y regala caramelos se las tomó porque dijo que con el precio al que están los caramelos hoy en día no le da el presupuesto.

Ni siquiera tuve tiempo de conectar el contestador automático. Si escuchás con atención, de fondo solo hay un gruñido.

La basura que hay a mi alrededor se genera automáticamente. Por suerte, la señora que limpia pasa el jueves.

Si empiezo a largar olor, o se me cae un ojo, no importa. Ya lo arreglaré cuando vuelva. Eso sí, no dejen que se me acerquen los cuervos o los niños del barrio. Los odio a ambos.

Si viene ella, díganle que me estoy bañando y no dejen que me vea así.