Las revelaciones son aquellos descubrimientos que te llegan cuando no los estás buscando.
Por ejemplo, las razones de porqué me atrae tanto el policial negro.
Allá por los '40 al cine se le ocurrió que el mundo estaba podrido, que el Bien y el Mal no estaban para nada definidos, que las mujeres no eran de fíar y que siempre traían problemas, que al final de la búsqueda es muy difícil saber si ganamos o perdimos, todo gracias a esas incesantes vueltas de tuerca que nos ponen a cada uno en su lugar. A mí, generalmente, me toca jugar al tonto.
El mundo es un film noir. Por lo menos el mío.
Asqueado, traicionado, dejado a un costado. Nada es lo que parece (leiv motiv de mi vida, aparentemente) e incluso nosotros mismos caemos en ese pozo de indefiniciones.
Con un carácter forjado for el fuego, el viento y la lluvia, oh esa lluvia que abunda en las calles oscuras del blanco y negro, y una mueca cínica siempre a la mano.
Ni hablar de la desconfianza que me generan aquellos que se acercan con palabras positivas porque en definitiva, ya lo he visto todo.
He visto poderes caer, he visto al amor fracasar, he visto el egoísmo del autosacrificio, he visto al dinero arruinar almas inocentes.
Por eso soy una sombra que la sociedad ya no quiere, atrapado en los márgenes hasta que decidan que no hay nadie como yo para hacer el trabajo.
Y cuando me vengan a buscar lamentarán haberlo hecho. Porque mi trabajo es sacar a la luz todo aquello que sería mejor mantener en la oscuridad, para luego prender mi último cigarrillo antes de los créditos finales.
2.2.11
NOIR
Publicado por Rogo en 5:52 p. m.
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