13.10.11

Se siente en el aire.

Hasta el día de hoy me negaba a creer que semejante cliché de cualquier tipo de narrativa podía ser real. Para mí el aire era aire y no había nada más allí, excepto humedad, y a veces más de la deseada (Gracias La Plata).

Pero en este mediodía pude sentirlo claramente. Mientras caminaba, los árboles, las personas, los vehículos y más que nada el cemento se veían impregnados de ese momento.

Clima de muerte.

Me asusté, y no sólo por lo de muerte, sino porque lo sentía tan claramente que parecía que una puerta a una nueva percepción se había abierto en mí.

Percepciones malditas.

Fueron diez minutos que parecieron horas, muerte por aquí y muerte por allá. Mucho silencio.

Después vino el clima de película de espías y después el clima a momento en cámara lenta en el que sale todo mal. Totalmente sin relación uno con el otro.

Pero los climas estaban ahí, enfrente de todos y solamente se manifestaban para mí.

Acto seguido, me tuve que poner a trabajar, pero nunca olvidaré que la muerte estuvo alrededor mío y la pude evitar. Tal vez otros no tuvieran la misma suerte.



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