29.11.11

Dr. Ingrato

Cada vez que me preguntan qué hago de mi vida o qué cosas pondría en mi lápida siempre olvido decir lo mismo: PAYAMÉDICO.

Y es extraño porque es una de las pocas cosas que he podido mantener durante todo el 2011, desde abril hasta el sábado que viene, fin de ciclo con payamarcha incluída.

Y además es una de las cosas que está más hilada en mi vida de manera inconciente, atravesando etapas, tiempos y espacios. Y este año fue todo nuevo, desde el día de intervenciones hasta el corte y el color de pelo.

Y payamédicos estaba ahí cuando decidí dejar de fumar. Y estaba ahí cuando me enamoré (x2 encima, una por cada mitad del año y menos mal que nunca se me juntaron). Y están ahí cuando voy a tomarme el micro para ir a trabajar y me cruzo con la enfermera mala o con Kevin y no sé como reaccionar.

Y miro para atrás. Y veo mi peluca volar y me siento tan renovado. Y veo el accidente de Laura. Y veo a Kevin y su montaña rusa de cariño. Y veo la payarecibida. Y veo la visita a la Repu. Y la veo a la Polla, rompiéndome el corazón con su ir y venir. Y veo el miedo alegre en la cara de cada paya nueva transformarse en confianza a través del tiempo. Y lo veo a Oscar recuperarse de a poco con el apoyo incondicional de su padre. Y veo a una persona que deja todo por esto y que este año afrontó y superó con creces un nuevo desafío y a quien tendría que agradecerle más seguido el hecho de que se haya convertido en la gallina cuidadora de todos estos pollitos. (Te amamos mamá Vale!)

Y veo a Gaspar cada vez más Gaspar, saltando, bailando, posando, asomándose en la sonrisa de Rogo mientras escribe esto. Y en sus lágrimas un poquito también, ¿por qué lo voy a ocultar?









Un momento.... x3... ¿¡x3!?... ¿¡¿¡¿¡¿¡¿¡¿¡¿¡¿¡¿¡¿¡x3?¡?¡?¡?¡?¡?¡?¡?¡?¡?¡?¡? Definitivamente necesito salir más.

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